ser artista espiritual en la era digital
Ser una artista espiritual
Siempre tuve una sensibilidad especial y un interés natural por la espiritualidad. Para los fines de este artículo decidí llamarme «artista espiritual» porque en la introspección y serenidad de mi espiritu florece mi verdadera creatividad.
de qué va este artículo
En este artículo ofrezco una visión personal sobre cómo las redes sociales repercuten en mi gestión laboral y en mi creatividad siendo una artista espiritual.
Además, resalto «bandera rojas» que evito en mi desempeño artístico digital, a la vez que destaco «banderas verdes» que he aprendido a potenciar.
¡Espero también brindar inspiración al artista espiritual que me esté leyendo!
desenredándome de las redes sociales
atrapada en las redes
Durante un tiempo dirigí mis energías creativas a complacer las tendencias y las necesidades de entretenimiento de la audiencia de las redes sociales. A diario me sumergía en una ola de producción que no respetaba mis tiempos ni mis propios deseos artísticos.
También experimenté el «shadowban» y la invisibilidad como una tragedia psicológica que escarbaba en las heridas de mi autoestima. Una y otra vez, el sentirme ignorada me impulsaba a derrochar mis mejores esfuerzos creativos en redimirme con los espectadores en un próximo posteo.
Buscaba culpables, ¡quería justicia y una respuesta! ¿por qué nadie reaccionaba a mis posteos? Debía haber un error… Pero la sensación muy en el fondo de mi mente era: seguramente no sirvo, seguramente mi arte no es bueno.

bandera roja: la herida emocional
En el estado en el que me econtraba, me empujaba la necesidad de agradar, sumar seguidores y obtener más likes. Lejos de tener una estrategia clara para mi negocio artístico, posteaba de manera impulsiva, sin un criterio ni un objetivo claro. En definitiva, lo que hacía era despilfarrar mis energías creativas movilizada por heridas emocionales. Esa forma de vincularme con las redes no era saludable porque no estaba canalizando mis energías inteligentemente ni estaba entendiendo el beneficio que éstas me podían aportar.
En síntesis, mi baja autoestima me estaba haciendo tomar decisiones torpes.
bandera verde: Entendiendo la herramienta
Como artista espiritual mi visión de las redes era un tanto romántica. Creía que las redes eran un lugar de conexión personal y espiritual donde se tenían intercambios nutritivos y productivos con la audiencia.
Gracias a la experienca que relaté al comienzo aprendí que no debo perseguir establecer vínculos personales, espirituales o emocionales con la audiencia porque, en términos prácticos, las redes sociales son sólo herramientas de comunicación y difusión de mis actividades artísticas. Con eso bien claro, ahora me enfoco en construir mi perfil sobre un terreno fértil sin que se filtren heridas emocionales.
utilidad de las redes sociales
A continuación comparto algunas reflexiones que me ayudaron a ver con más claridad la utilidad de las redes sociales en mi gestión artística:
¿Debo seguir las tendencias para crecer en redes?
Es importante tener un norte claro. No todos los artistas disfrutamos de mostrarnos en cámara ni queremos ser influencers. Algunos sólo queremos hacer más visibles nuestras actividades y lanzamientos sin tener que caer en seguir las tendencias para tener alcance orgánico. Las tendencias muchas veces apuntan más a entretener que a poner en valor nuestro arte, ¿queremos entretener o difundir nuestro arte? Hay personas que logran combinar de manera exitosa ambas cosas.
Si soy artista, ¿puedo prescindir de las redes sociales?
Para responder esa preguntar me parece atinado evaluar los pro y los contra de exhibir un trabajo original en una red social. Si exhibo todo, estoy expuesta a muchos riesgos; si no exhibo nada, me pierdo la oportunidad de explotar ese canal de difusión. Entiendo por propia experiencia que en una red social estoy expuesta a ser vulnerada, ya sea por la IA, por colegas curiosos, por marcas que utilizan mi material sin consentimiento, etc.
Por otro lado, los artistas que más admiro (Ted Nasmith y Tomasz Alen Kopera), curiosamente, no usan redes sociales, lo que demuestra que es posible—y hasta preferible—llegar a clientes y coleccionistas por otras vías. Ellos tienen sobrado talento, lo que me hace pensar que el arte de calidad de alguna manera encuentra su cause fuera del circuito virtual.
¿Debo publicar todo lo que hago?
A mi modo de ver, la parte que me toca como artista es evaluar qué mostrar y cómo lo voy a hacer. Por ejemplo, se puede mostrar un trabajo de manera parcial—siempre con marca de agua—para dar una idea a la audiencia de qué esperar de nuestro material. Considero aconsejable preservar el material original, ya sea para una muestra, la publicación de un libro, o lo que permita que nuestras creaciones generen un retorno económico.

al césar lo que es del césar…
¿Cómo puedo hacer crecer mi presencia en redes?
Si en algún momento aspirara a tener más presencia en redes, evaluaría contratar un Community o Social Media Manager. Me parece mucho más productivo e inteligente invertir en los servicios de alquien capacitado y actualizado en el tema de manejo de redes que tener que ocupar tiempo y energía en transitar una curva de aprendizaje para lograr una llegada orgánica. Entendí por experiencia que saber cómo funciona el algoritmo es un trabajo de tiempo completo, ¡y no es el mío!
¿Es válido poner publicidad?
Los grandes empresarios recomiendan invertir en publicidad como una manera inteligente de hacer crecer un negocio. No sólo me parece válido sino necesario. Como artista, si quisiera tener más audiencia, sin dudas invertiría en publicidad y, si es posible, también en marketing.
mi propio negocio virtual
Como ya mencioné, me parece útil usar la red como un canal de comunicación y difusión que redirija el público a mis propios espacios: página web, tienda online, etc. Muchos artistas apuestan todo a las redes sociales y no valoran el potencial de tener un negocio virtual propio y autónomo. Es importante tener un lugar personal donde el trabajo artístico esté más protegido y donde los clientes puedan comprar o contratar servicios directamente.
el arte de desperdiciar la creatividad
Estamos profundamente automatizados en una era que deja a la vista un gran vacio existencial, el cual promete llenarse con todo tipo de consumo y entretenimiento.
Pretendemos emparchar nuestra existencia siendo espectadores de experiencias y creaciones fugaces. En ese mecanismo pasivo no sólo perdemos tiempo y energía sino que anestesiamos nuestra mente y desperdiciamos nuestro potencial.

bandera roja: El hámster en la rueda
Mi tiempo transcurrido en las redes era cada vez mayor y, en la misma proporción, aumentaba mi malestar y mi infelicidad. Al igual que un hámster en la rueda, perseguía estímulos que me desvíaban de mis propios impulsos creativos y, sutilmente, me implantaban ideas y necesidades ajenas. A la vez, tenía miedo de abandonar la rueda porque creía que si lo hacía dejaría de existir.

bandera verde: creadora activa
Para retomar el control de mi creatividad, primero fue necesario sanar tendencias y hábitos dañinos.
Un primer paso fue buscar maneras de sanar las heridas emocionales que hacían que me enganchara con mecanismos tóxicos de recompensa inmediata. Luego, comencé a entrenar la atención de mi mente para que disminuya el apetito de estímulos.
También reemplacé el scrolleo de contenido vacío por lectura o escucha de conocimiento enriquecedor. Día a día entreno mi voluntad de usar menos el celular para distraerme y más para cultivarme.
Es simple y complejo a la vez, pero vale la pena decidir activamente dejar de ser una consumidora pasiva para encaminarme a ser creativa.

la intimidad de la creación
A diferencia de otras artes como la música y la actuación, la pintura es una actividad solitaria que requiere cierta introspección. Quizás no a todos los artistas plásticos les pase como a mi que me brota la creatividad cuando estoy en silencio y en soledad. Es más, cuando estoy concentrada con una idea entre manos, ¡ni me hablen! porque no existe nada más.

Bandera roja: interrumpir al creador
Hay un lugar dentro de mi donde habita esa chispa creativa verdadera, pero el acceso allí se vuelve esquivo cuando pretendo captar el momento para un fin egocéntrico. Ese estado casi mágico de creación se desvanece cuando enciendo el celular para filmarme o cuando se cuela en mi mente un pensamiento que tiene que ver con cómo va a valorar otro mi trabajo.
bandera verde: dieta de recompensas
Descubrí que al crear sin la presión de tener que postear un trabajo o un avance en las redes, la obra fluye mejor. Me hace feliz crear sin prisas, saboreando cada parte del proceso y sin expectativas de un feedback inmediato por parte de un espectador.
También, al controlar el apetito de retribución inmediata, comencé a dar forma a proyectos de largo plazo. Al no tener la necesidad ni la ansiedad de postear, me volví paciente con mis procesos y aprendí a reservar el material para un momento o lugar donde pueda sacarle un provecho real a mi trabajo.
¿Qué nos motiva?
Cada proyecto que emprendemos se apoya en nuestra motivación. Si no tenemos una motivación clara es como viajar sin saber el destino. Además, nos volvemos vulnerables a ser influenciados por los intereses de otros.
Bandera roja: buscar validación
Grandes artistas afirman que buscar aprobación o validación a través del arte no es una buena motivación para crear. Es casi imposible crear algo original con una mente llena de inseguridades e inquietudes del tipo: ¿llegaré a los 1000 «me gusta»?, ¿conseguiré seguidores?, ¿me haré viral?, ¿obtendré más visualizaciones?

Bandera verde: el propósito de MI voz
También es cierto que la inspiración no siempre surge solamente de un proceso de instrospección, sino que también se nutre del entorno. A través de la historia del arte hemos visto que el artista, como canalizador de las experiencias y emociones humanas, también se inspira en los sentires de su época y de su ambiente.
De estas reflexiones extraigo dos puntos clave:
1- Es importante indagar en mi interior para conocer mi mirada particular y peculiar del mundo que me rodea
2- Me gustaría aportar algo de valor e inspiración a las personas que toque mi arte.
Después de todo, los artistas somos como antenas que, cuando están bien sintonizadas, captan chispazos de una verdad que nos trasciende. Emprender nuestras creaciones motivados por llevar luz, belleza y entendimiento a nuestro entorno me parece un punto de partida más elevado e inspirador que el de ser creadores de contenido.
resumen

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